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Aullidos de chacales a 90 millas

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó restricciones a los viajes hacia Cuba. Lo hizo por estrecho margen con la intención de obstaculizar su ampliación. Aconteció al debatir un proyecto de ley sobre Asignación de Fondos a Transporte, Vivienda y Desarrollo Urbano.
Corresponde a gastos del año fiscal 2015-2016 y salió adelante con solo seis votos de ventaja, no obstante la mayoría republicana allí prevaleciente.

El Nuevo Herald subrayó que antes esa misma Cámara Baja reiteró la no autorización de nuevos servicios aéreos con posible desembarco en sus propiedades nacionalizadas en la mayor isla de Las Antillas.

Con anterioridad, en mayo, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro extendió licencias a varias compañías marítimas para ofrecer servicios de ferry y de transporte de carga hacia Cuba.

Ahora una figurita de los llamados “disidentes” que deambulan en Washington y Miami, Frank Calzón, formuló una curiosa declaración sobre los hechos antes referidos.

En cuanto a la limitación de los viajes a La Habana que lograron por seis votos de diferencia en su Capitolio se mostró eufórico al manifestar:

“Denota la tremenda oposición en la Cámara al modo en que Obama ha venido definiendo la política hacia Cuba”.

Todo queda pendiente al proceso que sigue su camino en el Senado y deberá concluir sobre la mesa del presidente Obama.

Calzón es director ejecutivo del llamado Center for a Free Cuba, (Centro para una Cuba Libre), con sede en la capital estadounidense.
     
Pero además un conocido hombre de la CIA a cuyo grupo le ha llegado a viabilizar presupuestos de hasta  cuatro millones de dólares al año.

La manipulación de tal dinero, más las trifulcas por este entre Calzón y sus cómplices, han originado diversos escándalos.

Todavía arrastra la incómoda sanción aplicada por un juez de Washington al administrador de su Centro, que tuvo lugar el 19 de marzo de 2009.

Ese magistrado se llama Felipe E. Sixto, quien lo sancionó a 30 meses, 10 000 dólares de multa y tres años de libertad condicional.

¿Qué le achacaron entonces al hombre de confianza de Calzon? El robo de unos 600 000 dólares procedentes de su llamado Centro para una Cuba Libre.

Pero, además, este miércoles hubo otro proyecto de ley que restringe los viajes académicos a la isla.

Esos nuevos episodios corroboran la advertencia de que el proceso de acercamiento entre La Habana y Washington será muy complejo y no de breve duración.

Baste agregar que, junto al ejemplo anterior, se encuentran públicos trajines ultras destinados a sabotear los fondos  que permitan la apertura de su embajada en la capital cubana.

Y todo no como un símbolo de fortaleza, sino de fragilidad luego de amontonar continuos reveses.

Aunque Peter Schechter, Director del Latin America Center en The Atlantic Council, cree que esa estrategia no va a ser exitosa.

“Me sorprendería mucho que cualquiera de estos intentos sean fructíferos. No creo que pasarían en el Senado o que sean firmadas por el presidente”, declaró a el Nuevo Herald.

Schechter considera que el cambio de política propuesto por Obama “ha sido mucho menos polémico de lo que habíamos imaginado”.

Pero ahora “estamos escuchando las voces, que son relativamente pocas, pero importantes, de quienes se oponen a esa política”.

Duda que el Congreso pueda evadir el gran interés hacia Cuba expresado por la comunidad de negocios.

Y aclara el motivo, son “sectores que contribuyen a las campañas electorales y mueven la opinión y se van a oponer a estos constantes esfuerzos por revertir la política de normalización hacia Cuba”.

Hasta cierto punto lo avaló este jueves la CNN en español cuando informó sobre el aumento del número de estadounidenses viajando hacia su nación vecina.

Remitida a cifras que le facilitó el Departamento de Comercio de Estados Unidos situó ese incremento en un ocho por ciento durante el primer trimestre del año actual.

Más concretamente, afirmó la emisora, que ello equivale a decir el arribo en ese lapso de 60 979 personas de esa nacionalidad, mientras un año antes fueron alrededor de 56 647. 

Otras fuentes dijeron que el aumento a lo largo de los primeros cinco meses alcanzó un 46 por ciento, incluyendo los procedentes de otros países.

Entonces, ¿por qué el afán ultraderechista en detener esa tendencia?

Junto a sus públicas argumentaciones, un viejo fantasma que no los abandona: el temor a que vean por sí mismos la realidad.

De ahí el nuevo ladrido de sus chacales desde el Congreso.
(*Nicanor León Cotayo)



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