Por Carlos G. González Ruiz
Yo quiero que la ley primera
de la República
sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre, afirmó categórico
José Martí cuando de buscar soluciones para su patria se tratara en medio del
sometimiento a la metrópoli española y cuando las ansias libertarias se hacían
eco en figuras cimeras de la lucha independentista.
No era posible alcanzar el
decoro sin batallar de forma constante e inequívoca para buscar soluciones
soberanas ante las fuerzas colonialistas ocupantes, numerosas en armas y
hombres, pero carentes de ideas y principios.