No pudo el ataque enemigo arrebatar la firmeza y la decisión
de vencer. Fue más el ansia libertaria, los deseos de preservar las conquistas,
el amor por la patria, que la fuerza invasora e injerencista proveniente del
Norte revuelto y brutal.
Desde la
Gran Unidad de Tanques Rescate de Sanguily, en Managua, La Habana, hace 52 años
partieron los T-34 y los cañones autopropulsados SAU-100 para enfrentar, en
vigorosa ofensiva de apoyo a la infantería, la agresión mercenaria por Playa
Girón.
El 18 de abril fue la fecha escogida para celebrar el Día
del Tanquista, como homenaje a los valientes hombres de las fuerzas blindadas
que entablaron combate contra la
Brigada mercenaria 2506 tan pronto arribaron al lugar, a
pesar de la estrechez de la carretera, bordeada de malezas y terrenos
cenagosos.
Los valientes cumplieron la orden de Fidel: los mercenarios
quedaron atrapados contra el mar e inclinaban sus armas en señal de derrota, el
19 de abril de 1961. El propio Comandante en Jefe, desde uno de los tanques,
hizo blanco con un disparo de cañón contra un barco apostado en la bahía.
Setenta y dos horas antes los tanquistas cubanos se
entrenaban en el dominio de la técnica recién recibida de la Unión Soviética; incluso
algunos completaron su aprendizaje durante la marcha desde la capital hasta el
teatro de operaciones.
Avanzaron bravamente, combatieron y aniquilaron al enemigo,
según lo describiera después Fidel. Para esos bisoños tanquistas, Girón fue una
escuela iniciadora de una tradición de lucha que los convirtió en el puño de
acero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
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