La patria agradecida contempla orgullosa la obra de quienes
hacen de la cotidianidad el esfuerzo y la consagración, dispuestos a no cejar
en el empeño de ser cada vez más leales.
De un lado están quienes luchan y resisten, pero de otro los
que pretenden arrebatar conquistas o echar por la borda una obra que se ha
concretado con el concurso de una mayoría dispuesta y digna de llamarse
cubanos.
Son los hijos de Cuba que con honradez, entrega y pasión,
defienden a capa y espada lo que hoy disfrutan, gracias a una Revolución que
enfrascada en disímiles tareas, burla obstáculos y prosigue por el camino
trazado aquel enero de 1959.
Cuba será siempre para quienes miran de qué lado está el
deber y no de que lado se vive mejor, es decir de los que en mayoría apuestan
por soluciones a los problemas o resisten el férreo bloqueo yanqui confiados en
la victoria.
La patria de Martí nunca permitirá que saboteadores a costa
de obtener ganancias arremetan con difamaciones para producir “cambios”
apañados y apoyados por quienes desde fuera intentan destruir la Revolución genuinamente
popular.
El tiempo ha demostrado que el pueblo no acepta escamoteos y
mucho menos mentiras salidas de gargantas hostiles que nada tienen que ver con
los que luchan y resisten, es decir, con los hijos genuinos de la patria.
Siempre ha habido y
habrá contrarios, la dialéctica lo demuestra, porque no todos tienen
necesariamente que coincidir, pero una cosa es no estar de acuerdo con algo y
otra es estar en desacuerdo con todo.
Pero la verdad es que Cuba está llena de buenos hijos y esos
son los que la defenderán siempre a cualquier precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario