Se cumplen este 12 de septiembre 14 injustos años de encierro para quienes alejados de la patria tenían como único objetivo preservar la tranquilidad de sus conciudadanos y de los propios residentes en los Estados Unidos. A René, Ramón, Tony, Gerardo y Fernando, corresponde ese mérito o quizás una hazaña únicamente capaz de protagonizar un grupo de jóvenes despojados de prejuicios y siempre con el afán de servir a la paz y la tranquilidad.
Más de una década de cruel encierro ha demostrado las artimañas políticas que desde el imperio han servido para mentir una y mil veces, y en el peor de los casos hacer oídos sordos a los constantes llamados de la opinión pública internacional.
Liberar ya a los Cinco debiera ser más que una consigna la respuesta al reclamo unánime desde todas las latitudes. Imposible hacer del caso un aspecto político y mucho menos una ocasión más para demostrar el odio del gobierno norteamericano a Cuba.
Si de veras la lucha contra el terrorismo fuera el objetivo esencial del imperio, sin tapujos o enmiendas, René, Ramón, Fernando, Gerardo y Antonio, ya gozaran de los privilegios que les concede la libertad universal.
Es la hora de liberar a quienes sin tener un juicio transparente y objetivo son más que héroes, ejemplos a seguir cuando se trata de paradigmas de la libertad y la justicia para Cuba y para el mundo.
Servir a la causa de los Cinco, desde cualquier parte del mundo, deberá ser siempre razón inequívoca, justificación para ser cada vez más libres y prósperos. En fin, razones para cumplir bien con la obra de la vida.
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