Por Carlos G. González Ruiz
A lo que llaman embargo en Estados Unidos, que no es más que
un férreo e injusto bloqueo económico, financiero y comercial del imperio
contra Cuba, la comunidad internacional denuncia y se opone de forma abierta,
sin que hasta la fecha los todopoderosos hayan sido receptivos.
Una y otra vez en la
ONU la inmensa mayoría de los países demuestran con su voto
legítimo su apego a la verdad, y sobre todo, su solidaridad con el pueblo
cubano que ha sabido enfrentar los retos y desafíos de tal política imperial.
El inhumano bloqueo constituye una acción más de los Estados
Unidos contra Cuba, a la que se suma como derivación de la injusticia el apoyo
a los grupúsculos de la disidencia interna, atentados terroristas disimulados a
través de terceros, la tergiversación de la verdad acerca de la obra
revolucionaria y la intromisión en los asuntos internos del país.
El imperio yanqui aspira a una nación diferente, donde la
vuelta atrás conduzca al Capitalismo como sistema social a través de elecciones
a su manera, como forma de disimular la Democracia
Representativa que solo tiene en consideración a una minoría.
Sin embargo, los cubanos resisten y están decididos a
enfrentar más retos y desafíos por difíciles que parezcan antes que regresar al
pasado corrupto, engañoso y falto de humanismo.
Sobran razones para en medio de las dificultades hacer de
tripas corazón para continuar con la obra revolucionaria emprendida en 1959,
perfeccionarla y avanzar a peldaños superiores, porque donde el poder del
pueblo es una realidad, resulta imposible entregarlo al amo yanqui.
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