Por Carlos G. González Ruiz
La humanidad toda se vio estremecida con un singular
acontecimiento que marcó un hito en el devenir de la sociedad: la Gran Revolución Socialista de
Octubre de 1917. Una nueva era se abrió para los pueblos del mundo y los
postulados de Marx y Engels se hicieron realidad.
Correspondió al genial Lenin llevar a la práctica las ideas
que abrieron las puertas de par en par al proletariado, que supo y pudo al fin
zafar las cadenas que los mantenía atados a la más ridícula posición como clase
social.
La antigua Rusia zarista se convirtió de la noche a la
mañana en el gran país de los soviets y afloraron significativos cambios
económicos sociales que permitieron el avance cuantitativo y cualitativo hacia
una etapa netamente superior.
Comenzó así la era de las transformaciones y poco a poco una
nueva Formación Económico Social se abrió paso para satisfacer paulatinamente
las demandas cada vez más crecientes de la población.
Sin la Revolución
Socialista de Octubre hubiera sido imposible evitar la
unipolaridad del mundo y demostrar el significado de un tipo de sociedad que
dio el verdadero valor al ser social y permitió un cambio hacia una conciencia
social dignificada y colectiva.
Han transcurrido ya 95 años de aquel histórico
acontecimiento y aun en medio de la desaparición del Socialismo en Europa del
Este, los pueblos del mundo están plenamente convencidos de lo que significa
para la clase obrera tener el poder en sus manos.
Aquella proeza afianzó la firmeza de un Partido y multiplicó
el quehacer del proletariado en defensa de sus intereses y por alcanzar una
vida mejor, en medio del atroz sistema capitalista, que como sentenciara el
ilustre Carlos Marx, vino al mundo chorreando sangre y lodo por todos sus
poros.
Hoy las ideas de quienes protagonizaron aquella histórica
Revolución Socialista se mantienen vigentes, prestas al combate una y mil
veces, pertrechadas ahora de nuevos brios y una mayor experiencia e imbuidas en
una generación de patriotas tan dignos como quienes hace casi un siglo
dignificaron al mundo con esa ventana abierta a la paz, la justicia y el
decoro, que siempre será posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario