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Del carnaval santiaguero al 26 de victorias


Era domingo de carnaval aquel 26 de Julio de 1953 en Santiago de Cuba cuando, de madrugada – a las 5 y 15 a.m.-, un grupo de ciento setenta y cinco jóvenes de la llamada Generación del Centenario, a las órdenes de Fidel Castro, inició el asalto.

El objetivo del mismo era requisar el armamento para, posteriormente, convocar a la huelga general en todo el país y leer el último discurso de Eduardo Chibás. Raúl Castro y su grupo llegaron a tomar el Palacio de Justicia, como estaba previsto, y Abel Santamaría, con el suyo, hizo lo propio con el Hospital Civil, sitos los dos edificios junto al cuartel. Pero un accidente imprevisible hizo que el grupo de Fidel no pudiera tomar la fortaleza.
Aquella calurosa mañana, la fatalidad quiso que la mejor arma que poseían los revolucionarios –el factor sorpresa- quedara neutralizada al toparse con una pareja de la llamada “guardia cosaca”. A pesar de ello, la supremacía correspondió a los asaltantes, quienes causaron al ejército treinta bajas, de ellas once muertos y diecisiete heridos.

Pero el Moncada acogía en su interior a más de mil soldados de la tiranía, contra los que, eliminado el mencionado factor sorpresa, poco o nada se podía hacer. De modo que los revolucionarios optaron por retirarse, luego de combatir durante dos horas y cuarenta y cinco minutos, aproximadamente.

Cinco años, cinco meses y cinco días después de los asaltos a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo se proclamó el triunfo de la Revolución Cubana.

El camino fue largo y difícil, pero la patria fue liberada y ahora soberana e independiente proclama que Siempre es 26.

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