En marzo es noticia a escala internacional una huelga de hambre iniciada por numerosos presos en la base estadounidense de Guantánamo, enclavada en un territorio arbitrariamente ocupado a Cuba hace más de 100 años, hartos de las pésimas condiciones, los abusos y castigos denigrantes que sufren en el enclave estadounidense.
Sus protagonistas -en su mayoría ciudadanos árabes- recurrieron al ayuno desde el pasado 6 de febrero como forma de denunciar las continuas violaciones a los derechos más fundamentales de cualquier humano: ser tratados como personas y con respeto.
Un total de 166 extranjeros llevan casi 11 años tras las alambradas del penal sin enfrentar cargos concretos, aislados del resto del mundo, bajo un absoluto desamparo legal y expuestos a vejaciones, incluidas crueles modalidades de tortura.
Seis de ellos comenzaron la protesta, que en pocos días se radicalizó y logró sumar a más de 100 contra la aplicación de severas medidas disciplinarias como el confinamiento por tiempo indefinido, los registros a pertenencias personales y confiscación de copias del Corán, libro sagrado de los musulmanes.
Abogados de los detenidos denuncian que la ocupación de esos textos es considerado una profanación a la fe religiosa de sus clientes, todos recluidos en el bloque llamado Campo seis.
Pero el Departamento de Defensa niega que el motivo real del incidente sea la ocupación del Corán y se empeña en tratar con bajo perfil la huelga, considerada ya la más extensa y de mayor intensidad registrada en las cárceles de Guantánamo.
Sus protagonistas -en su mayoría ciudadanos árabes- recurrieron al ayuno desde el pasado 6 de febrero como forma de denunciar las continuas violaciones a los derechos más fundamentales de cualquier humano: ser tratados como personas y con respeto.
Un total de 166 extranjeros llevan casi 11 años tras las alambradas del penal sin enfrentar cargos concretos, aislados del resto del mundo, bajo un absoluto desamparo legal y expuestos a vejaciones, incluidas crueles modalidades de tortura.
Seis de ellos comenzaron la protesta, que en pocos días se radicalizó y logró sumar a más de 100 contra la aplicación de severas medidas disciplinarias como el confinamiento por tiempo indefinido, los registros a pertenencias personales y confiscación de copias del Corán, libro sagrado de los musulmanes.
Abogados de los detenidos denuncian que la ocupación de esos textos es considerado una profanación a la fe religiosa de sus clientes, todos recluidos en el bloque llamado Campo seis.
Pero el Departamento de Defensa niega que el motivo real del incidente sea la ocupación del Corán y se empeña en tratar con bajo perfil la huelga, considerada ya la más extensa y de mayor intensidad registrada en las cárceles de Guantánamo.
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