El tema de los derechos humanos es una de las armas escogidas para deslegitimar el proceso de transformación social que soberanamente decidieron emprender los cubanos en enero de 1959.
Por más de medio siglo se ha intentado silenciar la obra social de la Revolución Cubana y su impacto en numerosas naciones del Tercer Mundo.
El tema de los derechos humanos es una de las armas escogidas para deslegitimar el proceso de transformación social que soberanamente decidieron emprender los cubanos en enero de 1959.
Tras la caída del campo socialista y el éxito de Occidente en la guerra política, económica y psicológica que puso fin a la bipolaridad, el tema pasó a ocupar un papel central en las justificaciones de Estados Unidos y otras potencias para agredir a países que no aceptaban el nuevo status quo.Por más de medio siglo se ha intentado silenciar la obra social de la Revolución Cubana y su impacto en numerosas naciones del Tercer Mundo.
El tema de los derechos humanos es una de las armas escogidas para deslegitimar el proceso de transformación social que soberanamente decidieron emprender los cubanos en enero de 1959.
La antigua Comisión de Derechos Humanos de la ONU se convirtió en un escenario de agresiones contra nuestro país.
Pero la idea del fin de la historia y de la hegemonía de un solo país sobre el resto del orbe, duró pocos años. El mundo, y en especial América Latina, comenzaron a cambiar, y con ello el balance de fuerzas en ese organismo internacional.
Cuba fue electa en el 2007 miembro pleno del nuevo Consejo de Derechos Humanos, un organismo llamado a superar los errores de la antigua Comisión, y en el cual Estados Unidos no obtuvo un puesto.
Honrando ese compromiso, nuestro país cumplió dos mandatos consecutivos (máximo establecido) y fue electo una vez más como miembro pleno en el 2013 para el periodo del 2014 al 2016.
El pasado 27 de marzo concluyó en Ginebra el 28 Periodo de Sesiones del Consejo de Derechos Humanos, en el que nuestro país se ha destacado por una activa participación.
Durante esta etapa “hemos abogado por la indivisibilidad, universalidad e interdependencia de todos los derechos humanos”, le dijo a Granma la representante permanente de Cuba ante los organismos de la ONU en Ginebra, Anayansi Rodríguez.
“Cuba ha sido históricamente un promotor de diversas iniciativas para los países en desarrollo”, añadió y mencionó ejemplos como el derecho a la alimentación y la crítica al impacto de la deuda externa en el disfrute de los derechos humanos.
Asimismo, dijo Rodríguez, la Isla presentó una resolución que renueva el mandato de un experto independiente para el tema de los derechos culturales, en especial para abordar el tema de la diversidad cultural.
Una resolución que también fue objeto de mucho debate y que Cuba tradicionalmente ha presentado con el apoyo de los países del Sur, fue la relacionada con el equilibrio en la composición geográfica de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
El objetivo, explicó la diplomática cubana, es que ese espacio refleje realmente la diversidad que existe en el mundo de sistemas políticos, de culturas y de etnias.
Uno de los retos del Consejo es no cometer los errores del pasado. Cuba fue abanderada en la defensa de posiciones que tradicionalmente han abogado los países del Sur en contra de utilizar la maquinaria de los derechos humanos para estigmatizar o condenar a países que no siguen su visión sobre democracia, derechos humanos o sistemas políticos, explicó Rodríguez.
“Cuba siempre, por una cuestión de principios, se opondrá a este tipo de iniciativas selectivas, basadas en la manipulación política y los dobles raseros”.
Una de las herramientas de las que se ha dotado el Consejo para no caer en esa trampa, es el Examen Periódico Universal (EPU).
“Es un mecanismo donde todos los países vamos no solo a plantear nuestros logros en materia de derechos humanos, sino también nuestros principales desafíos, pero eso se hace de manera constructiva, sobre la base de la cooperación”, precisó la diplomática cubana.
En su discurso en el cierre del 28 Periodo de Sesiones, el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, defendió la utilidad del EPU como sustento de la cooperación internacional. “No deberíamos permitir el retorno de las prácticas de persecución política contra países del Sur para conculcar sus derechos soberanos, mientras se amparaban los crímenes y torturas que se cometían en Abu Graib y la Base Naval de Guantánamo, cuyo territorio se usurpa a mi país, que desacreditaron y provocaron la implosión de la vieja Comisión de Derechos Humanos”, añadió.
En mayo del 2013, Cuba presentó su segundo informe ante el mecanismo de examen periódico universal del Consejo de Derechos Humanos, ocasión en la que la comunidad internacional reconoció sus avances en esta esfera.
Las naciones del mundo reconocieron proyectos como la Operación Milagro, gracias a la cual se han realizado cirugías oftalmológicas gratuitas a 3,4 millones de personas de 34 países, así como los nueve millones de personas que han aprendido a leer con el método Yo, sí puedo.
Asimismo, destacaron las decenas de miles de cooperantes de la salud cubanos que prestan servicios en numerosos países del mundo.
Cuba expuso allí también ejemplos de su democracia participativa, como la discusión a nivel nacional para la aprobación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido.
Sin embargo, los grandes medios de prensa que hacen coro al grupo minúsculo de ciudadanos cubanos que han recibido dinero de potencias extranjeras para desestabilizar su propio país, parecen olvidar que la principal violación de los derechos humanos que ha vivido la Mayor de las Antillas es el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Estados Unidos.
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