Por Carlos G. González Ruiz
Aun recuerdo que cuando pequeño mis abuelos en ratos de ocio intentaban hacerme el denominado cuento de la buena pipa. Era como para nunca terminar, hasta que ya acostumbrado a esos menesteres bastaba solo con decir la palabra pipa, y ya.
Pero en la actualidad se reintenta volver a utilizarlo, aunque no con fines de divertimiento, al contrario; son mecanismos hostiles y subversivos que se hacen para abrir el camino de la retórica y el engaño.
¿Y quienes hacen ahora el cuento de la buena pipa? Ya no son aquellos abuelos sanos de mente y alma, trabajadores y dedicados por completo a la familia y la vida del campo.
Se trata de los denominados disidentes, que en formas diversas deambulan a sueldo del imperio con el anhelo de socavar intereses, menospreciar la obra bella y llamar a la subversión interna.
Pero cuan equivocados están quienes aun parece no se han percatado que la mayoría los desecha y desprecia porque bien saben a quienes representan y que en fin de cuentas lo único que les interesa es el poder del dinero.
Blogueros “independientes”, que dependen de sus amos yanquis, tratan de desprestigiar a la Revolución Cubana , de tergiversar la realidad y sobre todo, se sumar adeptos en su campaña mediática y contrarrevolucionaria.
A cada rato les decimos pipa y terminan el cuento, pero lo retoman como si nada hubiera pasado, en su afán por mantener en jaque a la mayoría que es el pueblo, el que ha sido capaz de resistir embestidas yanquis y de todo tipo, para continuar por el camino trazado.
¿Cuándo terminarán de contar historias inventadas y patrañas injustas? ¿Por qué no dedican el tiempo a contribuir al perfeccionamiento del Socialismo Cubano? ¿Les será acaso muy difícil divulgar la realidad de un país que emerge victorioso y sigue en pie de lucha hasta siempre?
El cuento de la buena pipa tendrá que concluir algún día, pero mientras no se resignen les seguimos diciendo pipa, para que se vayan acostumbrando.
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