Por Carlos G. González Ruiz

Nunca le convino a los Estados Unidos que en sus propias narices se proclamara la dignidad como principio y que la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción se convirtiera en el mecanismo que posibilitara eliminar la explotación del hombre por el hombre.
Entonces a partir de enero de 1959 tratan de ensañarse, desmentir una y otra vez, difamar, actuar contra posiciones comunes de los pueblos del continente respecto a Cuba, en fin, hacen lo posible e imposible por desvirtuar la construcción de una sociedad hecha con todos y para el bien de todos.
Una y otra vez mienten, apañan a terroristas confesos para actuar contra la Revolución Cubana , apoyan a disidentes o en el peor de los casos actúan cínica y abiertamente para destruir el Socialismo en la Mayor de las Antillas.
Sin embargo, no han podido ni podrán bloquear la verdad, esa que siempre aparece y que alumbra de forma permanente a los recién nacidos, con una tasa de mortalidad de cuatro coma dos, a la par o por debajo de países desarrollados, incluso incomparablemente mejor que la de Estados Unidos.
Sin embargo, no han podido ni podrán bloquear la verdad, esa que siempre aparece y que alumbra de forma permanente a los recién nacidos, con una tasa de mortalidad de cuatro coma dos, a la par o por debajo de países desarrollados, incluso incomparablemente mejor que la de Estados Unidos.
Y qué decir de la Educación , ese derecho gratuito que toca a las puertas de cada cubano, sin distingos, solo con el denominador común de garantizar una cultura general e integral y cada vez más instrucción.
La verdad que exhibe Cuba resultará imposible bloquearla, porque de antemano hay un sistema justo y preocupado por el pueblo, que tiene como premisa la elevación constante de la calidad de vida, pese las crisis mundiales y el aislamiento económico.
Existe además constancia, unidad, deseos de avanzar, odio a los mentirosos y hostiles, garantía para resistir y vencer.
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