Un ameno encuentro de casi nueve horas con personalidades de 22 países; la mayoría escritores que asisten a la XXI Feria del Libro de La Habana e intelectuales de diversas disciplinas académicas y científicas, unidos por la Red En Defensa de la Humanidad a favor de "la paz y el medio ambiente", sostuvo el líder histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe fidel Castro Ruz.
Importantes escritores y otras figuras del Caribe, representantes de las culturas invitadas a la feria, estuvieron presentes junto a Fidel: Norman Girvan, Chiqui Vicioso, Kendel Hyppolite, Alejandro Carpio, Daniel Ferreira, Lenito Robinson, Bárbara Chase, Carlos Roberto Gómez, René Baptiste, Cynthia Abrahams, Lasana Sekou, Pedro Antonio Valdés, Johan Roozer, así como Kari Polanyi Levitt, estudiosa del Caribe. Por Cuba, varios premios nacionales de Literatura, de Historia y de Ciencias Sociales, además de científicos cubanos de varias especialidades.
Iniciado a la 1 y 20 de la tarde, concluyó pasadas las diez y veinte de la noche, con apenas dos breves interrupciones de receso. Impresionados por la vitalidad y entusiasmo de Fidel, todos los que intervinieron se congratularon por su visible recuperación, pero fue el fraile dominico brasileño quien mejor lo sintetizó al advertir jocosamente que debían terminar porque aún Fidel tenía que atender "tres delegaciones, leer muchas informaciones y unos cuantos libros", y que nadie preguntara cuál es el milagro que se lo permite porque es un secreto del Estado cubano.
Importantes escritores y otras figuras del Caribe, representantes de las culturas invitadas a la feria, estuvieron presentes junto a Fidel: Norman Girvan, Chiqui Vicioso, Kendel Hyppolite, Alejandro Carpio, Daniel Ferreira, Lenito Robinson, Bárbara Chase, Carlos Roberto Gómez, René Baptiste, Cynthia Abrahams, Lasana Sekou, Pedro Antonio Valdés, Johan Roozer, así como Kari Polanyi Levitt, estudiosa del Caribe. Por Cuba, varios premios nacionales de Literatura, de Historia y de Ciencias Sociales, además de científicos cubanos de varias especialidades.
Iniciado a la 1 y 20 de la tarde, concluyó pasadas las diez y veinte de la noche, con apenas dos breves interrupciones de receso. Impresionados por la vitalidad y entusiasmo de Fidel, todos los que intervinieron se congratularon por su visible recuperación, pero fue el fraile dominico brasileño quien mejor lo sintetizó al advertir jocosamente que debían terminar porque aún Fidel tenía que atender "tres delegaciones, leer muchas informaciones y unos cuantos libros", y que nadie preguntara cuál es el milagro que se lo permite porque es un secreto del Estado cubano.
Después Betto agradecería a Fidel "por su paciencia, su diálogo, su capacidad para escuchar " y pediría que Dios bendiga "a este país y la vida y la salud" del líder de una Revolución cuya obra definió como evangélica "porque alimentó al hambriento, curó al enfermo, dio trabajo al desocupado, tal como piden las Sagradas Escrituras."
Entonces tomó la palabra Fidel, levantando un paquete de cables de prensa entre las manos. Son noticias solo de los tres últimos días, advirtió, y propuso leer y comentar algunas para confirmar la gravedad de la alarma que los había reunido. Faltaba todavía más de una hora de conversación, sentados o de pie.
"Lo menos que podemos hacer es lograr que la población esté informada", dijo al terminar y propuso armar un libro con todas las ideas y propuestas vertidas en las más de 9 horas de diálogo. "Hay que luchar", repitió como otras veces, "no nos podemos dejar vencer por el pesimismo. Es nuestro deber."
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